Amor es... ¿qué es? Es tan simple y complejo, infinitamente descriptible. Podría definirlo de una cierta manera y evitar el divagar por muchas cuestiones, pero evitar es sinónimo de perder, y perder es algo que no me permito, debido a mi amor propio, una de las formas en que presentaré a mi querido compañero antagónico.
El primer problema con que nos tropezamos al intentar encasillar al amor con un enjambre de palabras es: ¿hay una sola forma de amar? Claramente, no. Nos sentimos propensos a amar de acuerdo a tantos factores: un vínculo, una pasión, una motivación surgida de nosotros... Y cada forma de amar define a un amor diferente.
Amor es eso que mueve el mundo. No podemos vivir de él, pero tampoco sin él; se trata del balance. La vida es un balance. Un equilibrio justo y necesario entre obligaciones, necesidades y permisos. Permitirse amar es satisfacer esa inconclusión humana, ese desperfecto. ¿De qué forma satisfacer una inconclusión? ¿Llenándola? No. Acá nadie es la pieza faltante de ningún rompecabezas. Dejemos de lado ese cliché de "completás mi vida". Los amores han nacido para hacernos saber que esa imperfección, esa falla técnica de cada ser humano es nuestra identidad. Que a pesar de los errores que vemos desde nuestra óptica, hay algo o alguien a quien eso le parece maravilloso. Y tal vez eso sea el amor: dejarse llevar por las realidades desde nuestro angular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Te causó algo? ¿Gracia, odio, empatía, tristeza? Dejame tu comentario, hacémelo saber y compartamos opiniones. No por nada tenemos criterio.