22 de junio de 2012

Displicencia inacertada

Sentía una exacerbación peculiar por el género del terror. Iba más allá del fanatismo. Lo que ella quería era ser protagonista de su propia película de terror. Tener una muerte espectacular, que valiera la pena contar. Digna de cualquier relato de King, o cualquier film de Hitchcock.
Sin embargo, todo hecho desembocaba en la desilusión, producto de meras coincidencias. Explicaciones racionales. El agua coloreada que salía en la ducha era la consecuencia de un caño oxidado; las cadenas impactando contra la reja de su casa se movían por acción del fuerte viento bahiense.
Tal vez haya sido por su constante choque con la realidad, que no se percató de esa mano que, dentro de un guante blanco, apareció silenciosa por encima de su hombro.

2 comentarios:

  1. Bonito relato, me gusta como redactás. Las escenas vienen solas a mi mente con cada palabra.

    CS.

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  2. En general, me cautiva la microficción, el impacto final (a medias, porque esa es una de las reglas del género). Este microcuento no es la excepción. Me cautiva. Saludos a su autora.

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