Es una suerte de muerte lenta y dolorosa que aceptamos sufrir porque el hipotético final en que confiamos es lo que nos motiva a esperar. Es un alma en llanto que observa desde un rincón a corazón aliviado, libre, feliz, pleno. Un corazón ingenuo que juega con cuchillas filosas porque sabe que puede lastimarse y de hecho ya se ha lastimado, pero le divierte tanto que persiste y no desiste.
No es un vicio, es una afición. Si fuera un vicio, tendría solución. Pero incluso después de tantas cicatrices, el corazón vuelve a manipular los instrumentos que tanto dolor le provocan. Si es ese tormento el que lo hace terminar el día con una sonrisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Te causó algo? ¿Gracia, odio, empatía, tristeza? Dejame tu comentario, hacémelo saber y compartamos opiniones. No por nada tenemos criterio.