17 de abril de 2012

Vivís por siempre acá

"Pasó cinco años con vos. Hermosos cinco años seguramente."
Cinco años de los que no me voy a olvidar en mi vida. "Aimé, ¡mirá ese perrito de enfrente! Ay, qué bonito!", comentamos una tarde, mientras te espiábamos desde la ventana de la habitación. Y un día, apareciste. En el fondo del patio, muy tímido. Jugabas con Paula, te veíamos, salías corriendo. Imposible agarrarte, hasta que un día, lo logramos. Y te esperábamos cada tarde, a que vinieras a comer, a jugar...
Una tarde dormiste la siesta en casa. Adentro de un cochecito viejo de tela que mamá usaba para jugar de niña te dormiste y con paraguas te hicimos sombra, para que la luz no te molestara. "Decídanse, se queda o se va", dijo mamá el día en que pasaste la noche con nosotras. Y la opción podía ser sólo una: nunca más te íbamos a dejar ir de nuestras vidas.
Con quién sabe cuántos años, te dejaste tirar de toboganes, te dejaste meter en la pelopincho, ¡te dejaste vestir como un bebé! Era y va a ser siempre mucho el amor que sentiste por mí y por todos. Algo que nunca sentí con ninguno de mis angelitos y que nunca voy a olvidar.
Y entonces pasaron días, meses, años, y cada día afianzaste nuestra relación con más amor del que creíamos poder estar aptos para recibir. Y por eso nos costó asimilar tanto el momento en que te quisieron arrancar de nuestros brazos. Ya eras de la familia, ya no podías irte. Y juntos, lo logramos. Te quedaste acá.
Compartimos risas, juegos, siestas, vacaciones en la playa, compartimos todo y más. Y cada uno de esos momentos son los que hicieron que ahora me hagas tanta falta. Que nos cueste tanto dejarte ir. Que te extrañemos y que no podamos aceptar que ya no vas a volver, físicamente. Porque te fuiste de este mundo, pero vivís por siempre acá, en mi corazón y en el de todos los que tratamos de hacerte pasar los mejores días de tu vida. Una vida sacrificada, en la que no bajaste los brazos nunca, y eso es algo que envidié mucho de vos. Tus ganas de vivir, tu fuerza interna, fuiste y vas a ser alguien a quien nunca vamos a poder dejar de agradecerle todo lo que nos dio y nos dejó.
Bonito, te dejo ir ahora, para vernos en otra vida. Ya no como mi perrito, mi bebé, mi mascota. Ahora, vas a ser uno más de los bípedos: el mundo necesita hombres como vos. Te amo siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Te causó algo? ¿Gracia, odio, empatía, tristeza? Dejame tu comentario, hacémelo saber y compartamos opiniones. No por nada tenemos criterio.