"Pasó cinco años con vos. Hermosos cinco años seguramente."
Cinco años de los que no me voy a olvidar en mi vida. "Aimé, ¡mirá ese perrito de enfrente! Ay, qué bonito!", comentamos una tarde, mientras te espiábamos desde la ventana de la habitación. Y un día, apareciste. En el fondo del patio, muy tímido. Jugabas con Paula, te veíamos, salías corriendo. Imposible agarrarte, hasta que un día, lo logramos. Y te esperábamos cada tarde, a que vinieras a comer, a jugar...Una tarde dormiste la siesta en casa. Adentro de un cochecito viejo de tela que mamá usaba para jugar de niña te dormiste y con paraguas te hicimos sombra, para que la luz no te molestara. "Decídanse, se queda o se va", dijo mamá el día en que pasaste la noche con nosotras. Y la opción podía ser sólo una: nunca más te íbamos a dejar ir de nuestras vidas.
Con quién sabe cuántos años, te dejaste tirar de toboganes, te dejaste meter en la pelopincho, ¡te dejaste vestir como un bebé! Era y va a ser siempre mucho el amor que sentiste por mí y por todos. Algo que nunca sentí con ninguno de mis angelitos y que nunca voy a olvidar.
Y entonces pasaron días, meses, años, y cada día afianzaste nuestra relación con más amor del que creíamos poder estar aptos para recibir. Y por eso nos costó asimilar tanto el momento en que te quisieron arrancar de nuestros brazos. Ya eras de la familia, ya no podías irte. Y juntos, lo logramos. Te quedaste acá.

Bonito, te dejo ir ahora, para vernos en otra vida. Ya no como mi perrito, mi bebé, mi mascota. Ahora, vas a ser uno más de los bípedos: el mundo necesita hombres como vos. Te amo siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Te causó algo? ¿Gracia, odio, empatía, tristeza? Dejame tu comentario, hacémelo saber y compartamos opiniones. No por nada tenemos criterio.