20 de mayo de 2012

'Boulevard' asignado

Se sentó, café en mano, a redactar sobre nosotros y nuestras vidas, de las que no conocía ni el principio ni el final. Revisó los legajos, nuestras acciones, y nos marcó -a algunos tratándonos mejor, a otros peor- un camino para recorrer desde el momento en que fuéramos apenas dos células unidas abrigadas por el vientre de nuestra madre.
Su figura diminuta, sus cabellos como hilos de plata y la huella de los años lo dibujaban como un gracioso hechicero. La simpatía con la que trataba a sus obras no se condecía con la soledad y la oscuridad en que estaba inmerso. Era un hombre ermitaño, cuasi un hábil del camuflaje social.

Nadie lo ha visto; algunos, ni creen en su existencia. Yo tampoco tuve la fortuna, sin embargo veo en mi cotidianeidad su obra. Y aquellos que no se jactan de su presencia son los mismos que entregan en bandeja su conciencia a un amigo imaginario que convoca multitudes alrededor del mundo. Un amigo imaginario que toma diferentes nombres, pero que en su esencia, es la misma ¿cosa? Un amigo imaginario cuya entidad comprueban con ese librito de páginas con bordes dorados que, al pasarlas, corta las yemas de ese hombre de túnica blanca que hace alarde de ser el intermediario entre el ilusorio Señor y sus ingenuos seguidores..
Tal vez este hombre en quien yo creo no haya dejado a la vista sus producciones. Es posible que las haya plasmado en otro idioma, en otra forma expresiva y nos sea incomprensible descifrarlas. Y eso es lo que me gusta: no toleraría la monotonía de conocer qué me depara el futuro; la incertidumbre de no saber qué fui o qué seré. Pero también tengo esperanzas. Esperanzas y salvedades. La esperanza de saber que, si está escrito, nada se interpondrá en mi camino para conseguir mis objetivos, mis aspiraciones. Y la salvedad del todo pasa por algo.
(Hay quienes dicen "Si está escrito, podés quedarte de brazos cruzados". Tal vez lo haría, si encontrara dichos textos).
De esta manera puedo vivir mi vida apreciando cada momento, los momentos positivos y los que no lo parecen tanto. Y confiando en este sabio, intento disfrutar cada segundo de mi estadía en la Tierra y en mi cuerpo. Mañana aspiraré a otros horizontes.

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