3 de junio de 2012

Amor en Azul

— ¿Por qué ese beso?
— Porque te amo. ¿Acaso todo tiene que tener explicación?

Él estaba recostado en la cama. Como cada día, al volver de trabajar. Ella volvió de la escuela, lo saludó y luego de dejar el bolso, la campera y los zapatos a su paso, se dirigió hacia la cama y apoyó su cabeza en su pecho. Se miraron, se saludaron. Unas caricias le dieron el toque final a la escena.
"Cantame algo; te extrañé", fue suficiente para que él tomara la guitarra y la hiciera revivir. La noche anterior había quedado exhausta de emitir melodías nostálgicas.
Le propuso un dúo. Ella accedió: amaba cantar tanto como a él. Pero un puñado de acordes se le atascaron en la voz y no pudo hacer más que un profundo silencio. Tal vez aquellos eran más que acordes; eran una historia. Eran sentimientos. Prefirió apreciar el elocuente espectáculo como una espectadora. Pero como esas espectadoras que, luego del concierto, vuelven a darle la mano al artista para seguir.

No sabía exactamente la razón, pero verlo y oírlo le generaba paz. Tranquilidad, amor, compañía. La movilizaba de una manera que no podía explicar. Sólo bastaba que tomara la guitarra y se pusiera a reproducir las canciones más bonitas para que le provocara esas sensaciones que, al escucharlas en su versión original no le producían lo que él lograba.
Tenía un quién sabe qué, que la volvía torpemente enamoradiza. Y aunque muchas veces se equivocara en una nota, o la voz no estuviera en el tono adecuado, ella nunca lo notó ni lo notaría. Era tan inmenso el universo paralelo en que estaba inmersa, que un grandísimo error le sería imposible de definir.
Y sí, quizás se necesita algo más que la técnica, que los conocimientos. A veces sólo basta con sentir en las entrañas y en el corazón lo que se dice, para poder interpretarlo y generar ese placer, sólo comparable con una brisa de viento fresco en verano.
Mientras todos estos conceptos divagaban por su parte lógica, un impulso la hizo levantarse e interrumpirlo.

— ¿Por qué ese beso?
— Porque te amo. ¿Acaso todo tiene que tener explicación?

1 comentario:

  1. Nada mejor que vivir visceralemente un sentimiento y que no haya límite ni barrera ni impedimento, que pueda contra el impulso de un beso venido de ese sentimiento.

    Las escenas pueden ir cambiando, también los por qués, incluso las personas. Pero cuando un sentimiento viene tan de adentro, que incluso no sabemos siquiera de donde, se vuelve inolvidable.

    Y simplemente, no se puede evitar.

    Beso.
    CS.

    ResponderEliminar

¿Te causó algo? ¿Gracia, odio, empatía, tristeza? Dejame tu comentario, hacémelo saber y compartamos opiniones. No por nada tenemos criterio.