13 de febrero de 2013

¿Quién sos?

Con los ojos aún semicerrados (o semiabiertos, quizás, no sabría distinguir), me senté en la cama, meditando si empezar otro día rutinario más o volver a refugiarme entre las sábanas abrazada a la almohada en posición fetal.
Me puse de pie. Caminé con cautela hacia la puerta, esperando no tropezar con el campo minado de estupideces que era el piso de mi cuarto. Carpetas de secundaria, zapatillas que dejé de usar en la era del fotolog y los colores vivos, la bolsa de dormir del campamento al que fui hace dos semanas, eran obstáculos que cada mañana desafiaba y que alguna noche de insomnio tal vez estaré dispuesta a reacomodar en sus respectivos lugares.
Cerré la puerta detrás de mí. Di unos pasos y estaba allí. Observándome. Irreconocible.
Tenía el cabello rapado de un costado y usaba rastas del otro. Sus ojos rojizos, con el delineador corrido. Un nauseabundo aroma emanaba de su remera de Sex Pistols; comprobé que era alcohol. Se cubría con gasas unas heridas algo profundas en la parte interior del antebrazo. En su mano derecha tenía leves quemaduras.
Después de disgustarme al ver cómo se encontraba, me detuve otra vez en su mirada. Era un pedido de ayuda, quería que la rescatase de la vida que estaba llevando. Y yo, casi desconcertada, di un puñetazo al espejo. No podía entender en qué me había convertido. No podía creer que me devolviera ese reflejo.

1 comentario:

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