10 de abril de 2013

La pieza faltante

En ese frasco de mi mesa de noche, guardo los pedacitos de mi corazón. Los que ciertos malaventurados osaron romper y romper repetidas veces. Supongo que luego de varios años guardándolos, hoy llegó el día de ponerlos en orden y hacerlos volver a funcionar como una unidad.

Destapo el frasco y observo con cuidado cada trozo. Me pongo los guantes y los tomo de a uno. Son evidencia de crímenes inimputables, pero que no vayan a servirme como pruebas frente a un Tribunal, no les quita la relevancia que tienen.

Bien puedo recordar las veces en que sucedieron los crímenes. De algunos, hasta podría decir la fecha o período exacto en que se desarrollaron. He sido lo suficientemente precavida como para tomar nota apenas notaba algo inusual en los infractores. Tengo una pila de apuntes ordenados alfabéticamente.
Me servirán ahora, cuando necesite clasificar cada pieza y ponerla en su lugar.

Los dispuse sobre una gasa blanca y les dije:
—Hoy, van a ser uno otra vez. Después de tanto tiempo separados, después de tantas batallas perdidas, después de tantos guerreros empeñados en separarlos, hoy es el día de darse las manos unos a otros y seguir el mismo camino.

Tenía que ser muy delicada. Una mala maniobra podía echar todo a perder. Y yo habría sido la única damnificada, después de todo. Pieza por pieza, fui acomodando todo en su debido lugar, dejando atrás los malos recuerdos mientras sellaba cada unión con las últimas lágrimas que se merecía cada ruptura. Las lágrimas que me había reservado para este momento. Las que no me había animado a dejar escapar por miedo a no poder olvidar nunca más.



Y entonces, la vi. O, mejor dicho, no la vi. Un hueco se abría entre todos los fragmentos que había unido con impecable meticulosidad. No fue hasta ese instante que recordé que mi última batalla había sido con un pirata execrable que se había llevado la pieza maestra como botín de guerra.









Pero hasta no dejar de amarlo así, perverso y detestable, ese trofeo le corresponde. 
Hasta no dejar de amarlo así, prefiero seguir muerta en vida por su desamor.

1 comentario:

  1. Me ha encantado, es hermoso y mas que una historia es tristemente real con lo irreal que parezca por lo metafórico que es :) Seguiré leyendo más de tu blog que esta buenísimo ;)

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