21 de junio de 2013

Volvé

La cama conserva tu forma, tu olor. Yo, desde mi lado, huelo las sábanas y me pregunto por qué tuviste que irte tan pronto.
Éramos felices; el brillo en tus ojos iluminaba mis mañanas mucho más que los rayos de luz que se colaban por las hendijas de la persiana. No nos merecíamos este final. ¿O sí?
Cada noche, volvías exhausto del trabajo, interesado por saber cómo había sido mi día, incluso cuando estuvieras tan cansado que no pudieses prestar atención a lo que te decía. Y te quedabas callado, me sonreías y me abrazabas. Me pregunto si allá también te extrañarán como lo hago yo.

Necesito ir a buscarte. Que pasemos nuestra vida juntos, como lo prometimos. ¿Te acordás? Pero los chicos... ellos no soportarían perdernos a ambos. Vos no habrías querido que los abandonara. Y sé que vos tampoco quisiste abandonarnos. Por eso, estés donde estés, quiero que sepas que no te guardo rencor. Que te extraño, que me faltás, que no tengo fuerzas para seguir adelante si no estamos juntos.

Daría lo que fuera para que me des un último abrazo, un último beso, un por qué a todo esto.
No tenías que irte. ¿Por qué lo hiciste? Me dejaste deshecha, rompiste una familia. No esperábamos tu partida tan rápidamente.



Todo va a quedar en su lugar. Tu ropa seguirá colgando del placard. En el botiquín del baño dejaré tus perfumes ordenados por forma y color, como a vos te gustaba. Yo tengo la esperanza de que un día vas a volver y todo va a ser como antes.

1 comentario:

  1. No quiero ni pensar en vivir algo parecido. Es casi un practica de autosometimiento y autoflagelación.
    Espero siempre poder mirar hacia adelante aunque me rompan el corazón.

    CS.

    ResponderEliminar

¿Te causó algo? ¿Gracia, odio, empatía, tristeza? Dejame tu comentario, hacémelo saber y compartamos opiniones. No por nada tenemos criterio.