Ser una mariposa, el río Nilo, o el color de la miel.
Mentir sin culpas, contar historias ficticias.
Renace cada vez que las luces vuelven a cubrir entera su piel.
Decenas de tablas que se transforman en enormes pueblos.
O incluso, en un deseado balcón.
Aún con el vestuario de la última escena
observa desde un rincón
cómo ese mundo construido con tanto vigor
se desvanece detrás del telón.
Pero no lo puede evitar.
Se arma, se desarma, se vuelve a armar.
Es la vida del actor
de la que no puede escapar.
Iara,muy lindo tus escrituras!!! :)
ResponderEliminar